Cinco restaurantes para comerse el norte de Portugal
LE BABACHRIS // GUIMARÃES
Reserva para seis personas y dos carritos de bebé en un restaurante que apenas tiene cinco mesas. Podrías apostar desde antes de entrar que no vas a ser su cliente favorito. Pero eso es porque aun no conoces a Bárbara y a Christian.
O lo que es lo mismo, a Babachris.
Ellos son los artífices de este coqueto restaurante que ya empieza a ser lugar de peregrinaje a Guimarães.
Lo consiguen con un menú fijo que consta de dos primeros y dos segundos (para elegir). Ambos excepcionales y con unos precios ajustadísimos para la calidad de todo lo que sirven.
Bárbara es pura simpatía en sala y Christian hace magia en los fogones.
La magia de hacer parecer fácil lo complicado, como por ejemplo alargar una sobremesa con dos bebés de menos de un año en un local diminuto y no solo irte sin la sensación de haber molestado sino de habértelo pasado en grande tú mismo.
La hospitalidad debería ser el objetivo de cualquier casa de comidas, pero solo las verdaramente buenas lo consiguen.
FERRUGEM // BRAGA
Cuando voy a un restaurante con menú degustación espero encontrar una identidad propia. Que los platos me hablen de ese territorio específico y que transmitan el alma del cocinero. Que me cuenten una historia.
Esto fue exactamente lo que encontramos en Ferrugem.
Ferrugem ocupa un establo del siglo XVIII reformado que se encuentra en medio de la nada y a 20 minutos de Braga. Desde 2006 llevan ofreciendo un tipo de cocina que les ha valido el título de “el bulli de aldea”.
Renato Cunha, su artífice, busca narrar la historia de la cocina minhota a través de platos honestos, artesanales. Una visión actual de una cocina ancestral.
Ofrecen tres tipos de menú degustación. Nosotros optamos por el RECORTES DE PORTUGAL «recortes da nossa cultura, do nosso território e das nossas gentes».
Tuvimos la suerte de estar solos en el restaurante y de tener al jefe de sala en exclusiva para nosotros, relatándonos cada uno de 5 platos inolvidables.
TENRO BY DIGBY // PORTO
Tenro by digby es uno de los secretos mejor guardados de Porto. Y eso que el hotel Torel Avantgarde en el que está ubicado se ha convertido en un must de la ciudad, pero el hecho de que sea un cinco estrellas de lujo hace que esta pequeña joya permanezca a salvo del turismo salvaje.
Todo el hotel es un homenaje a la artesanía y el diseño portugués (cada una de sus habitaciones están dedicadas a un artista de vanguardia), pero lo mejor aparece al llegar a la terraza de su restaurante y descubrir por sorpresa una de las mejores vistas de la ciudad.
Inspirado en el glamour de los años 30, Tenro by Digby ofrece un menú diario a 35€, un precio muy ajustado para una cocina confortable, honesta, que se centra en platos sencillos y cede su protagonismo a un entorno inigualable.
Quizás una de las comidas en las que más a gusto me he sentido en mucho tiempo. Y eso solo se logra con un espacio excepcional pero, sobre todo, si este se da con naturalidad.
SKY VALLEY RESTAURANT & SUSHI BAR // ESPOSENDE
Sofás de terciopelo azul, botellas de champagne por todos lados, jardines interiores y, todo ello, a pie de playa. El típico sitio al que vas más por la experiencia que por la comida pero en este caso, todo funciona.
Nos mantuvimos escépticos durante todo el proceso de elección de los platos, durante el que fuimos guiados excepcionalmente bien. Eso lo supimos cuando vimos llegar las bandejas de sushi y comprobamos que todo lo que ponían sobre papel se mantenía en el plato.
Elaboraciones con un toque justo de creatividad, buen pescado, carta de vinos cuidada y precios muy en su sitio (algo impensable para un sitio así en el mediterráneo, por ejemplo). A veces las apariencias engañan y nos hacen perder el miedo a la pomposidad (un ratito).
Este no es el único local de Sky Valley en la zona, también cuentan con un club de baile y otro beach club, el Samsara, no lejos. En este caso más orientado a los arroces y platos típicos de cualquier carta que no nos convenció igual.
TASQUINHA DA LINDA // VIANA DO CASTELO
A veces solo quieres comer buen pescado. Y son esas veces cuando te das cuenta de lo difícil que es. A Tasquinha da linda es un sitio como los de antes pero de ahora. Ubicado en un antiguo almacén de pesca, justo al final del puerto, al lado del castillo, ofrece pescados y mariscos fresquísimos y perfectos a la brasa. Si además le sumas una carta de vinos excepcional y un servicio a la altura ya tienes un restaurante que la guía Michelín tiene entre sus favoritos.
Y nosotros ahora, también.
Y DOS RESTAURANTES PARA HUIR SIN MIRAR ATRÁS
Praia da Luz // Porto
Un chiringuito de playa que quiere serlo todo y solo consigue clientes cabreados.
No es que fuésemos con las expectativas muy altas pero Praia da Luz consigue mosquearte incluso cuando ya vas preparado para el timo. Por no tener no tienen ni un buen servicio, que es algo más bien difícil de encontrar en Portugal.
WOW Porto // The Cultural District
Que vilanova de Gaia es un atrapa turistas infalible está claro, pero cuando tienes verdaderas bodegas históricas rodeándote, inventarte un centro comercial gigantesco y presuntuoso para trata de contar la historia del vino de Porto con una serie de restaurantes temáticos a cada cual más hortera igual no era la mejor idea. No lo es.
Con Porto lleno hasta los topes un 10 de agosto, este invento llamado WOW estaba tan vacío que primero fue un alivio y luego un mmm, aquí pasa algo. Y efectivamente, fuimos timados con dos copas de vino blanco a 16€ (de una botella que cuesta 15).
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Y vosotras, ¿a qué sitios vais cuando os queréis comer Portugal?